Noticias
Las narrativas de cambio necesitan espacios de resonancia
En un mundo donde las pantallas se han convertido en mediadoras constantes de nuestras relaciones, nos enfrentamos al desafío de construir espacios de encuentro que realmente importen. Desde nuestro trabajo en narrativas, hemos aprendido que las relaciones humanas y la construcción de comunidad son inseparables del proceso de dar vida a historias colectivas. Sin embargo, hemos visto cómo las dificultades que enfrentan los activistas –la dureza de las condiciones, la distancia geográfica y un aislamiento intensificado por la pandemia– han hecho cada vez más necesario crear lugares de reflexión y escucha profunda, espacios donde el contacto humano auténtico florezca y fortalezca el tejido social.
Estas reflexiones nacen de nuestra experiencia trabajando junto a colectivos diversos, observando y aprendiendo de las prácticas de quienes, día a día, sostienen causas de cambio y justicia social. Aquí compartimos algunos de los aprendizajes obtenidos sobre la creación de espacios significativos, que promueven la autenticidad, el respeto y el compromiso.
0. TEJER JUNTOS EL ENCUENTRO: CO-CREACIÓN DESDE EL ORIGEN
Desde el inicio, los activistas pueden ser los tejedores de los encuentros. Su conocimiento profundo del terreno, sus redes y relaciones son los hilos esenciales que guían la urdimbre de este tejido. Nos sentamos juntos a diseñar, no solo para escuchar, sino para ser parte del mismo viaje, reconociendo que cada historia trae consigo un mapa único que debe ser honrado y visibilizado.
1. EL ALMA DE LOS ENCUENTROS: ¿A QUIÉNES ADMIRAS? ¿CON QUIÉNES TE SUEÑAS COLABORANDO?
Las primeras semillas que plantamos son las del reconocimiento mutuo. Escoger un grupo motor de un encuentro y preguntar a sus integrantes a quiénes admiran. Esto permite invitar a quienes inspiran y dan confianza. Así, la invitación no es solo logística, sino emocional: “Te invitamos porque hay alguien que te reconoce, que admira tu trabajo”. Esta apertura ya coloca el encuentro en un espacio constructivo y profundo, donde el respeto y la inspiración fluyen de manera natural. Este es el punto de partida: salir de las cámaras de eco y entender que, más importante que el qué, es el con quiénes. Porque la diversidad de orígenes, experiencias y perspectivas son clave para hacer frente a desafíos complejos y responder a la realidad.
2. EXPANDIENDO HORIZONTES: REFLEXIONES QUE HACEN ECO
Facilitar conversaciones más que compartir datos o resultados, es una invitación a abrir la mirada. Las reflexiones que brotan de aprendizajes, de historias de lucha, de fracasos y victorias, son dosis de realidad que nutren la creatividad colectiva inspirando diálogos que fertilizan la imaginación de futuros proyectos.
3. DISEÑAR RESONANDO JUNTOS: EL DIÁLOGO COMO MOTOR DE CREACIÓN
Las sesiones no son espacios para solo "hablar", sino para resonar juntas. El ritmo de las actividades debe respetar los tiempos de reflexión, para que las ideas puedan germinar. El diseño no puede ser rígido, debe ser orgánico: se escucha, se siente, se dialoga y se decide qué es importante. Juntas, vamos dando forma a conversaciones, ideas, proyectos que responden a lo que es verdaderamente necesario.
4. LIDERAR CON CUIDADO: ESPACIOS DE ESPIRITUALIDAD Y AUTENTICIDAD
El liderazgo aquí no es impositivo, sino que nace del cuidado. Espacios donde la espiritualidad no es ajena, sino parte integral del proceso. Un liderazgo que reconoce la vulnerabilidad, que se muestra auténtico y que así crea un terreno fértil de confianza. Es en esa confianza donde florece la solidaridad y las ganas de colaborar como iguales.
5. LA IMPORTANCIA DE LOS RITUALES: RECORDAR LO SAGRADO
Todo encuentro trae consigo la solemnidad de lo que es importante. Los rituales no son decorativos, sino recordatorios del valor de las causas que nos convocan, de la profundidad de las experiencias que compartimos, y del compromiso que traemos. Cada momento ritual es una pausa para honrar la importancia de estar juntos, para reconocer el esfuerzo, la voluntad de contribuir, y el poder de lo que estamos creando.
6. VINCULARNOS: EL FRUTO DE UN TRABAJO HECHO CON SENTIDO
Cuando el encuentro ha cuidado a cada persona, ha sido transparente, honesto y profundamente humano, el resultado es natural: nos vinculamos. Las conexiones que nacen aquí no son meramente profesionales, sino verdaderas alianzas de corazón, donde la diversidad es respetada y celebrada, y las contribuciones de cada quien se reconocen como piezas indispensables de un todo mayor..
Estos aprendizajes que compartimos no forman parte de una declaración metodológica. Son producto de la sistematización de experiencias vividas. Tomar los vínculos afectivos como una práctica de diseño es parte de la resistencia subversiva y añade capas y texturas a cualquier acción que emprendemos. Por eso desde Komons exploramos constantemente las prácticas y saberes que dan una dimensión humana a cualquier actividad que abordamos. Con estas reflexiones, invitamos a quienes quieran profundizar en estos temas a unirse a esta conversación.