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IA, DeepSeek y ética hacker: ¿Una nueva era para la tecnopolítica?

Komons - 14 febrero 2025

La aparición de herramientas de inteligencia artificial como DeepSeek nos despierta reflexiones sobre cómo se están diseñando los modelos de desarrollo tecnológico y cuál es su impacto o contribución a la sociedad. Estos modelos nos invitan a retomar la ética hacker, o los valores que definen el desarrollo tecnológico a finales de los años cincuenta en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Más cerca del presente, en los dosmiles aparecen los hacklabs, espacios de organización y aprendizaje colaborativo, muchas veces imbricados dentro de centros sociales y ateneos. Estos hacklabs se convierten en una realidad donde la comunidad, el intercambio libre y la experimentación vehiculan verdaderas dinámicas de convivencia con los barrios que los albergan. Es ahí donde converge gente con intereses en ciencia, nuevas tecnologías, artes digitales o electrónicas, cultura, etc., disparando los procesos de innovación social y los posteriormente llamados laboratorios ciudadanos.

Y es en estos espacios (hacklabs y centros sociales) donde comienza a gestarse una parte importante de la movilización social que toma las plazas en 2011 y cuya influencia se mantendrá hasta casi 2020. 

Ahora, en un momento donde los autoritarismos emergen usando el ritmo vertiginoso de la comunicación como arma para colisionar con nuestras realidades y abrumarnos, urge retomar conversaciones en torno a cómo la tecnología puede amplificar desigualdades o servirnos para democratizar el acceso al conocimiento, el intercambio libre y la creación colectiva de soluciones más eficientes y económicas. Si la tecnología puede ser, por tanto, una herramienta para la justicia social, los principios de la ética hacker se convierten en guía.

Descentralización y acceso libre al conocimiento

Uno de los pilares de la ética hacker es la idea de que el conocimiento debe estar al alcance de todos. La descentralización es la idea de que la información, los recursos y la toma de decisiones no deben estar en manos de unos pocos, sino distribuirse entre muchos. 

Modelos abiertos, como los que se han construido desde comunidades hacker y de software libre, han demostrado que la descentralización puede ser clave para un desarrollo tecnológico no solo más equitativo sino más eficiente y soberano.

DeepSeek, con su enfoque en modelos de código abierto permite mejoras contínuas y enfocadas a la democratización del uso de los mismos. La revolución de DeepSeek no es solo un asunto geopolítico (aunque se haya vendido así), es un asunto de monopolios, y de ofrecer - frente a modelos cerrados y de pago por uso de ciertas megacorporaciones (recordemos que detrás de OpenAI está Microsoft, que ha mantenido cautivos de su tecnología de sistema operativo no solo a la  ciudadanía mundial si no también a las administraciones, con un producto peor y mucho más caro que Linux) - un modelo comunitario que habilita las mejoras y el uso personal al liberar no solo el modelo, si no también la metodología usada (que es realmente lo rompedor). A raíz de esto hemos sido testigos de un salto cualitativo en entrenamientos de bajo coste y calidad comparable a la de modelos propietarios. 

El enfoque de Reinforcement Learning puro abre un nuevo enfoque de investigación donde los modelos generan Chain of Thoughts (CoT) no “tutorizadas” y soluciones inesperadas, lo que debería ser parte del core del desarrollo de la IA. Además permite entrenamientos más baratos y con menos huella de carbono, lo que en estos tiempos de emergencia climática y de tensiones por el control de la energía y los recursos computacionales resulta crucial para evitar monopolios corporativos/imperialistas. Y esto es solo el principio, el desarrollo OpenSource y la reducción de requerimientos de entrenamiento (costes) no para de traernos nuevos y prometedores enfoques.

Experimentación y colaboración: motores del progreso social

Según la ética hacker la experimentación es un mecanismo para la mejora continua. En este sentido, la IA debe ser vista como un espacio de constante iteración y aprendizaje colectivo. Si las comunidades tienen la capacidad de modificar y adaptar modelos abiertos (como DeepSeek) a sus necesidades, el potencial de la inteligencia artificial se expande más allá de su uso comercial. No solo por mejoras en el acceso, al distribuir los datos y la toma de decisiones, se pueden incorporar perspectivas más diversas, reduciendo los sesgos que suelen surgir en sistemas centralizados. Además, al distribuir la carga computacional, se puede optimizar el uso de energía y reducir la huella de carbono de los centros de datos centralizados.

Este enfoque también fomenta la colaboración interdisciplinaria: cuando programadores, sociólogos, educadores y activistas trabajan en conjunto, emergen soluciones innovadoras para problemas complejos de la sociedad, desde la optimización de procesos educativos hasta la mejora de la accesibilidad en sectores vulnerables.

El poder de la tecnología para transformar la sociedad

La ética hacker ya lo decía: la tecnología no es neutral, puede ser usada para mantener estructuras de poder o para desafiarlas. La descentralización, la colaboración y el conocimiento libre y compartido son las bases para desafiar esas estructuras de poder, y es por ello que la inteligencia artificial y su desarrollo deben plantearse desde esta misma óptica. Para desafiar el papel de las corporaciones es necesario hablar del papel de los Estados en el desarrollo de infraestructuras digitales propias y en concreto, de IAs públicas abiertas y transparentes enfocadas a resolver problemas, mejorar servicios públicos y garantizar recursos avanzados a la Administración Pública, a universidades, a ciudadanía y empresas.

Además de ser la primera infraestructura pública europea de IA abierta y multilingüe, ALIA representa un paso clave hacia la soberanía digital en la Unión Europea, reduciendo la dependencia de modelos desarrollados por grandes corporaciones extranjeras. Su compromiso con la transparencia y la ética, alineado con el Reglamento Europeo de IA, garantiza un desarrollo tecnológico responsable y accesible. ALIA no solo permite a administraciones públicas, universidades y empresas acceder a modelos avanzados de IA en español y lenguas cooficiales, sino que también impulsa la innovación local al proporcionar una plataforma abierta para el desarrollo de nuevas aplicaciones y servicios. Su implementación en proyectos como chatbots para la Agencia Tributaria o herramientas de diagnóstico en salud pública demuestra su potencial para mejorar la eficiencia de los servicios públicos. Al priorizar la adaptación cultural y lingüística, y promover un ecosistema tecnológico más inclusivo y sostenible, ALIA se posiciona como un referente en la construcción de una IA más equitativa y alineada con las necesidades de la ciudadanía

Es un modelo de lenguaje entrenado en el centro de supercomputación de Barcelona a instancias del gobierno de España. Ha habido muchas críticas a su nivel de calidad (en parte por la desafección de lo público que nos rodea y en parte por cierto nivel de cuñadismo en redes), pero hay que recordar que es la primera versión, que se plantea como un modelo público y que hace especial hincapié en la inclusividad lingüística. Aunque mejorable (y será mejorado) el hecho es que sitúa a España y Europa, una vez más, como referente de la tecnología al servicio de los ciudadanos y aumenta la independencia y capacidad tecnológica del Estado.

La aparición de modelos abiertos como DeepSeek, o ALIA logran equilibrar el acceso a herramientas avanzadas, contribuyendo a una sociedad más equitativa, donde el conocimiento y la innovación no sean privilegios de unos pocos. La justicia social en la tecnología no es un resultado automático, sino una construcción colectiva. Y estamos en un momento histórico en el que esa construcción colectiva y la defensa de los principios de descentralización, conocimiento abierto y accesible para el desarrollo de infraestructura pública y soberana puede cambiar drásticamente la composición y dinámicas de nuestros ecosistemas digitales, dándonos mayor libertad para habitarlos en nuestra inmensa diversidad.  

Guiar nuestros pasos por los principios de la ética hacker, descentralización, experimentación, colaboración y acceso libre al conocimiento, nos permite imaginar futuros en los que la inteligencia artificial no solo sea poderosa, sino también justa y accesible para todos.



Muchas gracias a referentes cercanos que nos han ayudado a matizar este artículo: Gala Pin, Ana Méndez de Andés, Guillermo Zapata, Carlos Tomás Moro.