Noticias
Cómo en Kenia se instrumentaliza a la infancia para demonizar a las personas LGBTQ+
Ngare Kariuki, experto en comunicación que colabora con el equipo de investigación digital respaldado por Komons, el Comms-Hub de Kenia y Puentes. En este artículo, Ngare examina cómo las narrativas de “protección de la infancia” se usan como arma digital contra las comunidades LGBTQ+ y traza estrategias para virar hacia relatos inclusivos, basados en evidencias, que realmente protejan a la infancia.
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________
Hubo un tiempo en que insultar a la madre de alguien se consideraba la ofensa máxima. Incluso cuando encontrábamos humor en los chistes de “tu madre”, siempre existía un límite no escrito, una línea que nunca podíamos cruzar. Pero parece que el peso cultural de este “delito” social ha disminuido en Kenia, con incluso nuestros políticos saliéndose con la suya al insultar a la madre del presidente.
En una sociedad que parece haber normalizado el feminicidio, no sorprende que la simpatía por la figura de la madre haya menguado rápidamente. Este desprecio creciente por la dignidad de las madres en una sociedad patriarcal insensibilizada ante el feminicidio es solo la última ficha de dominó en una cadena de ataques contra los derechos y la dignidad de las mujeres.
Pero la agresión sexual contra menores sigue siendo un detonante potente de indignación cultural, que de forma constante suscita una actitud de tolerancia cero en internet. Puedes insultar a mi madre y matar a tu esposa con pocas consecuencias sociales, ¡pero no te atrevas a tocar a los niños!
Curiosamente, sin embargo, esta postura estricta parece aplicarse solo a amenazas hipotéticas contra la infancia. Cuando nos enfrentamos a peligros reales y documentados para los menores, como el matrimonio infantil, el aumento vertiginoso de los embarazos adolescentes o el reportaje de investigación de la BBC sobre la trata sexual infantil en Kenia, nuestra reacción ha sido en gran medida tenue.
Nuestra investigación, «Family Values and LGBTIQ discourse in Kenya's digital sphere», exploró cómo se activa el instinto de “protección de la infancia” para avivar la indignación homófoba. Descubrimos que parte del contenido digital con mayor alcance en la instrumentalización de los “valores familiares” contra las personas LGBTQ+ entre enero de 2023 y julio de 2024 se centró en la necesidad “urgente” de “proteger a los niños”, no de depredadores sexuales de carne y hueso en el hogar, la escuela o la iglesia, sino de amenazas ficticias como personajes queer en dibujos animados.
Páginas de Facebook de medios de cotilleo kenianos como Tuko y Pulse Live figuraban entre los principales actores que publicaban y amplificaban contenido anti-LGBTQ enmarcado como “una amenaza para los niños”. Las reacciones a esas publicaciones revelaron una preferencia por la “protección de la infancia” como estrategia narrativa y retórica, más que como un objetivo genuino de defensa o de justicia penal. La vulnerabilidad inherente de la infancia proporciona un vehículo perfecto para suscitar simpatía e indignación pública frente a amenazas percibidas, con escaso seguimiento en forma de cambios de política.
Lamentablemente, esto es también lo que hace que la narrativa de la “protección de la infancia” sea tan eficaz contra las comunidades queer. Los mercaderes de la homofobia explotan sin reparos a los niños para atacar las relaciones queer (p. ej., “¿cómo vais a tener hijos?”) o para demonizar a las personas queer (p. ej., “estáis abusando y adoctrinando a los niños”).
Ya estamos viendo esta estrategia narrativa adoptada por la administración Trump para revertir los derechos de las personas queer estadounidenses, en particular los derechos de las personas trans. Un patrón similar es evidente en las prioridades narrativas de los cruzados antigénero a escala global, como se vio en la reciente Strengthening Families Conference en Sierra Leona, que priorizó el empoderamiento de las mujeres y la “protección de los niños”.
Nuestra investigación también reveló el mismo sesgo narrativo en los comentarios bajo publicaciones anti-queer, que intentaban repetidamente confinar lo queer a la juventud y a conductas propias de la gente joven. A pesar de que hay personas mayores queer que viven y aman entre nosotros, los promotores del odio insisten en presentar lo queer como una moda pasajera restringida a la juventud. Comprobamos que eso sirve mejor a su objetivo de vincular lo queer a acusaciones relacionadas con la juventud: inmadurez, confusión e imprudencia. Por ejemplo, experimentos sociales anti-queer en Facebook y publicaciones de creadores locales de contenido de cotilleo se vieron respaldados por comentarios que lamentaban la juventud y la supuesta ingenuidad juvenil de los personajes retratados, mientras otros recurrían a un lenguaje religioso para pedir la “liberación de jóvenes y niños” del “vicio”.
El objetivo último de esta investigación digital era ofrecer estrategias valiosas para afrontar los ataques homófobos en línea, no limitándonos a reaccionar ante narrativas dañinas, sino construyendo una visión de un mundo justo, inclusivo y amoroso.
Por ejemplo, nuestro comprensible impulso de blindar lo queer frente a falsas acusaciones de “amenaza para los niños” ha llevado a una escasez de narrativas que destaquen el lado saludable de la intersección entre personas queer y niños, como las personas queer como progenitores, o incluso la crianza de niños queer por parte de progenitores cis.
Existen narrativas de personas queer que crían, cuidan y protegen a niños heterosexuales. También existen historias de personas queer que contribuyen a un sinfín de causas de derechos de la infancia y que luchan contra la violencia sexual infantil. ¿Por qué no se cuentan y amplifican estas historias? Me entusiasma que explores este informe con nosotros y descubras cómo podemos transformar las tácticas digitales del adversario en una visión poderosa de un mundo más justo, inclusivo, seguro y amoroso, para todos los niños.